París tiene una cualidad que muy pocas ciudades tienen (y de tenerla no dejas de compararla con París): uno es capaz de girar 360 grados sobre sí mismo en algún lugar del centro y descubrir que todo lo que ve es bonito o tiene un encanto especial.
Esta sensación también se tiene en ciudades como Praga, pero forzosamente aquellos que han estado en París comparan esas ciudades con LA ciudad, en mayúsculas.
Para muchos, y para mi especialmente, París y Londres son las ciudades europeas con más encanto, y todas las demás pueden compararse en cierta manera con ellas, aunque sea de forma inconsciente. Otra cosa que me fascina de París es que es capaz de enamorar incluso aquellos (especialmente a los españoles) que, por motivos históricos, deportivos o de otro tipo tienen cierta tirria a los franceses y a su cultura.
París es una ciudad que nadie debe dejar de visitar. Sus monumentos y rutas turísticas no necesitan presentación y explican porqué es una de las ciudades más visitadas del mundo. Conozcamos algunas cifras curiosas que nos ayudan a comprender el encanto de esta ciudad:
– 30 ciudades se comparten el nombre de París
– 9.654 matrimonios tuvieron lugar en París en 2009, y sólo el 4% fueron bodas entre franceses
– 16,2 millones de noches de hotel se ocuparon en París en 2010
-El 27% de la superficie de la ciudad corresponde a parques y jardines (hay 463 en total) y cementerios
– 36.000 obras se exponen en el Museo del Louvre
– 6,7 millones de personas visitaron la Torre Eiffel en 2010
– 2.300 botellas de champán son descorchadas cada noche en los cabarets parisinos
–17.500 tiendas se emplazan en París
– 19.036 taxis están a nuestra disposición en la ciudad
– 2 horas y 15 minutos son necesarias para que un peatón atraviese París de norte a sur (desde la Porte de la Chapelle hasta la Porte d’ Orleans.- 8,9km)
En una ciudad en las que las posibilidades de ocio son infinitas, es realmente elegir un rincón… Pero quizás si hay algo que recuerdo con especial cariño, es el viaje en la embarcación turística que recorre el Sena a su paso por el centro de la ciudad, el popularmente conocido como ” Bateau Mouche“.
Los “Bateaux Mouches” son barcos de excursión que invitan a todos los que visiten París a recorrer el río Sena a su paso por el centro de la ciudad (a la altura de Île de France) en un recorrido comentado.
El nombre corresponde con una marca registrada desde 1950 por la Compagnie des Bateaux Mouches, la empresa de barcos más celebre de París, creada por Jean Bruel. Sin embargo y debido a la popularidad de la compañía, la frase se usa ya coloquialmente para referirse a todos los barcos que navegan en la parte del río que pasa por la ciudad.
El nombre procede de la localidad de Mouche, Lyon, donde se emplazaban los astilleros encargados de la construcción de estas embarcaciones. En el siglo XIX sólo se utilizaban para el transporte de mercancías y de manera esporádica de pasajeros a través de diferentes ríos y canales. No estaban pensados para ser utilizados con fines turísticos ni para trayectos de ida y vuelta.
Con motivo de la Exposición Universal de 1867, los primeros Bateaux-Mouches aparecieron en París. A raíz de un concurso organizado por los encargados de la Expo, el constructor naval de Lyon Michel Félizat (ganador del mismo) estableció una red de una treintena de ejemplares de sus embarcaciones de pasajeros en el Saona, el Canal de Borgoña, el Yonne y el Sena. La única línea de la compañía de Bateaux-Omnibus transportó a más de 2,5 millones de pasajeros durante la Expo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en tanto que el transporte fluvial de pasajeros desaparecía en beneficio del transporte terrestre (vías en las riberas) o subterráneo (Metropolitanos), Jean Bruel adquirió uno de los últimos barcos que se construyeron para la Expo con el fin de explotarlo para paseos turísticos a lo largo del Sena.
Con el fin de conferir publicidad y notoriedad suficientes a su nueva actividad turística, Bruel inventó el personaje mítico de Jean-Sébastien Mouche, al que presentaba como el creador de los Bateaux-Mouches. En abril de 1953, Bruel organizó una ceremonia de inauguración de su nuevo barco en la que presentó un busto de Jean-Sébastien Mouche en presencia del Ministro de Transportes, el prefecto de París y de representantes de la cultura y el arte de la época. La prensa reflejó este acontecimiento insólito que simbolizó el comienzo de lo que sería después la atracción turística más importante del Sena que atrae a millones de visitantes cada año.
En vista del éxito de esta iniciativa, pronto se sumaron otras compañías como Bateaux Parisiens , Paris Canal y Les Vedettes de Paris , entre otras.
Algunas embarcaciones salen del Port de la Bourdonnais, al lado de la Torre Eiffel. Otros del Pont de l’Alma (donde murió Lady Di), de Notre Dame o del Port de Bercy . Aunque cada vez hay más compañías, todas ofrecen recorridos similares de una hora y media de navegación.
Cruceros meramente turísticos, “encantados”,nocturnos, para escolares, con visita guiada, privados, con desayuno, comida o cena… Hasta la posibilidad de reservar una mesa en días tan especiales como los de navidad o en San Valentín con ofertas especiales adaptadas a cada fiesta. Para cubrir toda esta oferta, las compañías tienen dos tipos de embarcaciones: barcos de paseo (trimaranes, hydrospaces, lanchas motoras, yates y barcos panorámicos) y restaurante (yates y panorámicos).
La mayoría de los barcos están equipados con sistemas de audio para cada pasajero (con la opción de varios idiomas) que van relatando la historia y características de los monumentos y edificios que dan al río, los más importantes de París. Un guía añade los comentarios puntuale sy novedades mientras se escuchan de fondo las canciones de Edith Piaf y de otros grandes de la música francesa.
El circuito ofrece a su paso por el río una vista privilegiada de lugares y monumentos como la Torre Eiffel, Trocadero , la Plaza de la Concordia, el Museo del Louvre, el Ayuntamiento , el Museo de Orsay o la catedral de Notre Dame.
Cada tantos metros, el barco traspasa uno de los tantos puentes del Sena, maravillosos: el Pont-Neuf (el más antiguo, a pesar de su significado, “puente nuevo”), el Real, el de la Concordia o el de Alejandro III. Los enamorados del barco han de besarse bajo alguno de los puentes para asegurar el amor eterno entre ellos.
Una experiencia altamente recomendable para todo aquel que viaje, por primera vez o no, a una de las ciudades más bellas del mundo y sin duda uno de mis rincones favoritos.
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